jueves, 10 de noviembre de 2011

Un hijo no salva el matrimonio


Es una ilusión pensar que un hijo puede salvar un matrimonio. De hecho, puede incluso agravar la relación, si no es deseado por ambos. Es lo que explica la psicóloga Luciana Leis, especialista en reproducción asistida.

Según ella, el pensamiento de la mujer es que el hijo será un vínculo para siempre. La esperanza de que su esposo no se separe, para no dejar de tener contacto con el hijo. "Algunos esposos se quedan juntos a causa del hijo (no todos). Pero con esto, el hombre llega a tener un sentimiento contrario con respecto a la mujer, como rabia o tristeza. Ella tiene que entender que el hecho de que el esposo esté cerca, no significa que este junto", dice Luciana.

Esta actitud de tratar de mantener la relación a causa de un hijo, además de traer malas consecuencias para el hombre, también puede afectar a la mujer y los hijos. "La mujer corre el riesgo de que el esposo vuelva a ella, trayendo angustia y tristeza. Y el hijo puede sentirse ignorado, porque ellos no lo desearon como hijo, sino como un lazo que al final no funcionó".

El hijo dará algunas señales de que no está siendo emocionalmente correspondido por los padres. "Los síntomas pueden aparecer de cualquier manera, cómo empezar a ser agresivo, orinarse en la cama, ir mal en la escuela, entre otras actitudes para llamar la atención de los padres", dice la psicóloga.

Momento adecuado

Cuando un hijo es deseado y la pareja esta preparada para la presencia de un tercer elemento en casa, la relación conyugal cambia para bien. "No es que un hijo va a unir o separar a un matrimonio. En una relación donde los dos o uno de los dos no quieren tener un hijo, eso puede traer un problema para el matrimonio. No todos los hombres y mujeres quieren renunciar a algunas cosas en su vida para cuidar a un bebé".

Lo importante es que la pareja sepa la verdadera razón por la que están juntos, sin que esto tenga alguna relación con el hijo. "Todo matrimonio puede tener una crisis, no para una separación, sino para el crecimiento. Un hijo no puede ser deseado, por ejemplo, para que la mujer pruebe que es capaz de engendrar o porque los amigos en común ya tienen hijos, para no quedarse fuera de un grupo social. Un hijo debe ser deseado y amado por el simple hecho de existir", concluye Luciana.

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