miércoles, 16 de noviembre de 2011

Vida sexual en perfecta armonía


Es fundamental para el bienestar de la familia que la pareja tenga una vida sexual en perfecta armonía. Es prácticamente imposible que la familia de alguien pueda ir bien si la pareja no tiene una vida sexual normal.

El hombre de Dios precisa mantener su lecho inmaculado, pero en actividad. Tanto él como su mujer necesitan completarse en la cama para que el diablo no venga con la pretensión de hacerlos caer en tentación.

La gran causa de tantos desastres conyugales está justamente en la falta de armonía sexual porque una de las partes no combina bien con la otra.

El hombre de Dios jamás puede pensar que el dar mucha atención a las relaciones sexuales con su mujer sea algo carnal. ¡No! El sexo entre esposo y esposa debe ser encarado como la participación de un acto de compañerismo, algo normal, limpio y santificado por Dios. Es tan importante la relación conyugal que el propio apóstol Pablo aconseja de la siguiente manera:

“El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os privéis el uno del otro, a no ser por algún tiempo de común acuerdo, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.”

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